Ideas de empresa, cómo y por qué

El mundo es un entorno en constante cambio, cambios sociales, tecnológicos, culturales, etc. las empresas no son ajenas a estos cambios debido a que, muchas veces, el entorno (clientes, competidores, proveedores) empuja a ellos. El planteamiento general de cualquier negocio, hasta ahora, estaba orientado a que la empresa pudiera perdurar en el tiempo, ahora, además, hay que tener en cuenta si la empresa está preparada para afrontar dichos cambios.

Nuestros competidores y proveedores ofrecen nuevos productos o servicios y nuestros clientes nos demandan novedades, si no estamos preparados para ello no podremos perdurar como negocio. En los años 70 y 80 la competencia empresarial se basaba en el coste, en los 90 en la eficiencia productiva y, ahora, en este siglo XXI la competencia empresarial se basa en la diferenciación.


La normalización de la innovación

Antes de lanzarnos al proceso de innovación, debemos plantearnos ciertas cuestiones. Conocer las tendencias del mercado, detectar dónde podemos innovar, analizar si hay en la empresa capacidad técnica y financiera para hacerlo y evaluar el coste, los beneficios y mejoras que se van a obtener.

Podemos afrontar el proceso de innovación desde tres aspectos, innovación en los productos o servicios que ofrecemos, en el proceso productivo para obtenerlos o en nuestra organización. El objetivo de cualquier empresa debe ser el integrar el proceso de innovación en ella como algo natural y que no sea un hecho aislado o excepcional, para ello, debemos integrar las fases de las que consta.

Las fases de la innovación son seis:

Identificación de las necesidades latentes que pueda haber en nuestro mercado.
Generación de ideas para cubrir esas necesidades.
Selección de las ideas generadas.
Transformación de esas ideas en características.
Implementación de los modelos.
Aplicación del modelo.
Hay varias técnicas para llevar a cabo todos estos procesos y que si se aplican de manera sistemática nos ayudarán a conseguir nuestro objetivo, que la innovación sea un hecho natural en nuestra empresa. Porque tan importante como la innovación en sí, es conseguir un procedimiento para llevarla a cabo e introducirlo en nuestra organización. La sistematización de la innovación ha de hacerse teniendo en cuenta esas fases que componen el proceso.

Los primeros pasos del proceso de innovar

El primer paso es la identificación de las necesidades latentes, debemos clarificar en qué tenemos que innovar, un nuevo producto o servicio, un nuevo modelo organizativo en la empresa, un cambio tecnológico en el proceso productivo, etc. Esa necesidad puede venir dada, entre otros, por la exigencia de los clientes, por nuestros competidores, por una nueva estrategia comercial, etc.

Una vez que hemos identificado las necesidades, pasamos a la etapa de generación de ideas o conceptos. Hay varias técnicas para ello, la más común es el brainstorming o tormenta de ideas.Se trata de producir el mayor número de ideas en el menor tiempo posible, partimos de la premisa que de la cantidad sale la calidad, por lo que no debemos poner barreras al pensamiento de los participantes en este tipo de sesiones, ni valorar ni descartar ninguna idea por absurda que parezca.

A partir de aquí debemos hacer una evaluación de esas ideas. Definiremos una serie de criterios de valoración para las ideas generadas en la fase anterior, esos criterios pueden ser, por ejemplo, el coste de implementación, la rentabilidad, la dificultad técnica de su desarrollo, … Después, ordenaremos y agruparemos las ideas generadas en base a las necesidades detectadas en la fase inicial y pasaremos a analizar esos grupos de ideas bajo cada uno de los criterios definidos.

Es en esa fase donde debe de parecer el aspecto crítico de los participantes en el proceso. Hay también diferentes sistemas para llevar a cabo esta fase, en su día hablamos del método de los seis sombreros de colores o, incluso, hay modelos matemáticos que pueden ayudar a la hora de valorar estas ideas, pero, utilicemos un modelo standard o no, al final de esta fase, debemos quedarnos con dos o tres iniciativas que, en opinión de la mayoría, pueden suponer la solución más apropiada a esas necesidades identificadas en el paso primero.

Selección final e implementación

Con esas dos o tres iniciativas resultantes, haremos la elección final del nuevo producto, procedimiento de elaboración, servicio, modelo organizativo o cualquier otro elemento que supone para nuestra empresa la innovación necesaria.

Una vez decidida la innovación a desarrollar, se llevará a cabo el procedimiento final que será el trabajo de diseño de prototipo, si lo hubiera, y la implementación final y aplicación del elemento innovador.

Lo importante de todo este proceso, es la implicación de toda la organización, tanto en la generación como en el análisis de las ideas resultantes y que se haga de forma natural. La innovación ha de existir en la organización como algo normal e inherente a la empresa como la fabricación, la distribución o la venta.

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